Las bandas armadas que roban los oleoductos en México se están volviendo más peligrosas. La intervención de la policía a menudo no es suficiente, teniendo el Ejército mexicano que ser llamado para hacer frente a los ladrones que atacan ductos en vehículos blindados y que portan armas automáticas.

El robo de combustible de Petróleos Mexicanos (Pemex) es una forma de crimen organizado que está creciendo y ha llevado a una serie de encuentros mortales. Se ha convertido en una operación a escala industrial, que involucra a las poblaciones a lo largo de las rutas de ductos. El gobierno dice que más de 6.000 tomas ilegales del ducto fueron encontradas en 2016 y los funcionarios han estado detectando un promedio de aproximadamente 20 tomas al día hasta el momento en 2017. Se estima que el robo de combustible le cuesta al gobierno alrededor de 1 billón USD por año.

"De todo el combustible robado, solo el 10 por ciento es vendido al público” dijo Jesús Morales, máximo funcionario policial del estado de Puebla, “el otro 90 por ciento va a grandes grupos empresariales, a gasolineras y fábricas”.

Las bandas de robo de combustible a menudo tienen el apoyo de funcionarios locales corruptos y el de los residentes de las ciudades que dependen de los ingresos de las extracciones del ducto. Dos alcaldes han sido arrestados por su participación en el comercio

A inicios de julio de 2017, nueve personas fueron asesinadas, incluyendo cinco hombres cuyos cuerpos fueron quemados en una disputa entre ladrones de combustible en la ciudad de Huehuetlán, en el estado de Puebla. Morales dijo que los asesinatos estaban envueltos en una banda de distribuidores tratando de cobrar a los vendedores locales que no pudieron cumplir con sus cuotas de ventas debido a las redadas policiales.

“Ellos cometieron este acto bárbaro como gesto de ira,” dijo Morales, quien afirmó que los vendedores han aumentado recientemente el precio del combustible robado hasta cerca de la gasolina legítima (solía ser como mucho la mitad) porque sus suministros están siendo cortados

Los campos están llenos de puntos de extracción ilegales con fugas, tanques de combustible abandonados y vehículos modificados cuyos interiores han sido extraídos para contener tanques de mil litros. Los vehículos que usan las pandillas suelen ser robados y abandonados después de unos cuantos viajes. Más de 1,700 de estos vehículos han sido incautados en los últimos meses. Los incendios del combustible robado son comunes.

Las detenciones rara vez se hacen porque cuando la policía se mueve, los ladrones corren y abandonan los camiones. Otras tácticas para evitar la captura incluyen empujar los tanques de combustible medio llenos de la parte trasera de los camiones que están huyendo, estacionar los vehículos formando una cruz en caminos de tierra o incluso usar cadenas de mujeres y niños como escudos humanos.